lunes, 17 de junio de 2024

La historia de las carreras, el ocio y la competición atrajeron a más de 18.000 espectadores de todas las edades a la VII edición de Jarama Classic

 


Es difícil titular lo vivido este fin de semana en el Circuito de Madrid Jarama-RACE. Hasta la climatología se alió para dar toda la brillantez posible a dos días convertidos en un auténtico sueño para los aficionados donde prácticamente todos los exponentes de la historia del automóvil estuvieron presentes. En el paddock disfrutamos de una Fan Zone, con exposición de la historia del automóvil y de la competición con ejemplares únicos de coches y de motos que iban desde el mítico Biscuter hasta algún Ferrari Daytona o Ford GT 40, pasando por vehículos de servicio clásicos del SAMUR, de la empresa Municipal de Transportes (EMT), una magnífica representación de motos y coches de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, motos de competición de las antiguas categorías triunfadoras en todos los grandes premios de aquellas épocas, e incluso el Land Rover Discovery original de Javi Vila y Fernando Castañeda participantes en el Camel Trophy del 1991 en Tanzania, todo ello rodeado de tiendas de merchandising, food trucks, simuladores, Scalextric y castillos hinchables para deleite de los más pequeños.

Todo ello, como acompañamiento de unas carreras míticas que se celebran tradicionalmente cada año en este escenario dentro de lo que llamamos “Jarama Classic”, que aporta carreras para todo tipo de categorías históricas. Este era el caso de la denominada “Historic Endurance”: una auténtica colección de joyas sobre ruedas que van desde el Ford GT40 de Paolo y Bruno Lima que se impuso en las dos carreras disputadas, a una legión de Porsche RSR 3.0 Gr4 que arrasaron por los circuitos europeos allá por los setenta y ochenta, Ford Mustang, Shelby Cobra Daytona, Alfa GTam, un ejemplar casi único de Bizarrini 5300 GT o los muy veteranos 356 y Lotus Elite y Elan, por citar solo a los más conocidos fueron los protagonistas de estas dos intensas carreras de resistencia. A ellos se les unían las dos “Carreras de los 80” con vehículos exponentes de aquella época sagrada de las carreras donde los BMW 323 o 635, Honda Civic, Datsun 1200, Ford Escort, Porsche 968 o Volkswagen Golf estaban siempre entre los favoritos en cada una de sus categorías.

Por si fuera poco, también se rindió culto a las mecánicas más musculosas, actuales y poderosas con otras dos carreras, bajo el nombre de “CPV-Iberian Supercars” que realizan un campeonato por varios circuitos de España y Portugal y acoge a los GT más impresionantes de la actualidad: Mercedes AMG, BMW M4, o McLaren, muchos de ellos pilotados por pilotos españoles de la talla de Alba Cano, Nerea Martí, Salvador Tineo, Borja Hormigos, Guillermo Aso, Alberto de Martín, Nil Montserrat o José Manuel de los Milagros, por citar solo a algunos, lucharían con éxito contra otros pilotos de toda Europa en la categoría GT4, mientras que otros como los Ginetta en sus diferentes versiones, algún Porsche 911 Cup e incluso un Hyundai TCR se emplearon a fondo en cada una de sus categorías.

Pero no quedaba ahí la cosa: 34 pilotos de la copa Caterham Super Seven, coches descendientes directos del Lotus 7 creado por Colin Chapman y divididos en las categorías 420R y 340R, con parrillas diferentes para cada una de ellas, disputaron tres carreras por categoría, ofreciendo las luchas más aguerridas del fin de semana. Mecánicas iguales y, como consecuencia, luchas muy cerradas entre casi todos, tanto en cabeza como en los diferentes lugares de la tabla, propiciaron adelantamientos constantes y cambios de líder continuos, pasándose y repasándose unos a otros constantemente hasta la bandera de cuadros, siempre bajo la premisa de evitar el contacto y propiciar la deportividad en la conducción, algo que llenó de emoción cada una de las carreras de esta especialidad que pasaron frente a nuestros ojos.

En resumen: emoción, fuertes sensaciones, coches de altísima competición, tanto actuales como históricos dentro de la pista, diversión, exposiciones y espectáculo, tanto en la pelousse como en el paddock, en un evento para todas las edades y que atrajo durante los dos días a más de 18.000 espectadores que acudieron a este circuito para disfrutar, más de medio siglo después, de los mismos coches que entonces obtuvieron aquí sus laureles, así como otros con mecánicas más actuales.

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